TRES DOCUMENTOS CLAVE DE BENEDICTO XV


Ahora sí, el artículo de hoy:

En el artículo anterior, mencioné las encíclicas y exhortaciones de Benedicto XV publicadas hasta 1918. Los documentos que he escogido para hoy fueron publicados después. Un poquito de contexto: El comunismo había llegado al poder por primera vez en la historia con la Revolución de Octubre (en noviembre de 1917). Sí, sí; la Revolución de Octubre fue en noviembre. Es que en Rusia usaban el calendario juliano. A partir de 1918, usaron el gregoriano, así que ya no nos confundiremos con las fechas. En marzo de 1918, el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso cambia de nombre a Partido Comunista Ruso (bolchevique). Un año después, promueven la fundación de la Internacional Comunista; en el mismo mes, el joven ex-socialista Benito Mussolini funda los fascios italianos de combate.

El 28 de junio de 1919, se firma por fin el Tratado de Versalles, en el que los vencidos debían aceptar, nada más y nada menos, "la responsabilidad de Alemania y sus aliados por haber causado todos los daños y pérdidas a los cuales los gobiernos aliados y asociados se han visto sometidos como consecuencia de la guerra impuesta a ellos por la agresión de Alemania y sus aliados", además de desarmarse y entregar territorios e indemnizaciones. "Poca cosa". Y después se preguntan por qué hubo otra guerra... ¡Ojo! No lo justifico. Pero buscar aquí una de las causas no es descabellado, ¿o sí? Por si esto fuera poco, se firma en setiembre un Tratado en el que se desmiembra el Imperio Austro-Húngaro y en noviembre otro que constituyó la "segunda catástrofe nacional" de Bulgaria, perdiendo territorio, entre otras cosas.

MAXIMUM ILLUD (30 de noviembre de 1919)

A raíz de la guerra (y de la "paz"), muchos misioneros católicos de los países vencidos fueron expulsados de los países vencedores, ya que los nacionalismos surgidos de la guerra calaron también en el espíritu de muchísimos católicos. Además, la economía internacional se había visto fuertemente afectada (como suele suceder con una guerra). La Misión estaba, pues, en crisis. Y la respuesta del Papa fue su única carta apostólica: Maximum illud, sobre la propagación de la fe católica en el mundo entero. Empieza con una introducción sobre la historia y la actualidad de la evangelización en el mundo y tiene luego tres (sí, TRES) partes:

Primero, normas para los obispos, vicarios y prefectos apostólicos. Ya he explicado antes lo que son los vicariatos y las prefecturas. En pocas palabras, son circunscripciones que no llegan a ser diócesis (pero aspiran a ello). Esta primera parte se dirige, pues, a los Pastores. Aquí el Papa les pide ser "el alma, como se dice, de su respectiva Misión", que cuiden a los novatos para que no se desanimen, que impulsen la vitalidad de las Misiones, que busquen nuevos colaboradores, que mantengan "trato y amistosas relaciones" con las Misiones vecinas y que cuiden y formen sacerdotes entre "los naturales mismos de la región que cultivan".

Segundo, una exhortación a los misioneros, para que sean conscientes de su tarea sublime, evitando los nacionalismos y viviendo pobremente. Les habla de la necesidad de una preparación intelectual y técnica, así como del estudio de las lenguas indígenas, sin olvidar la santidad de vida, la caridad, la mansedumbre y la confianza en Dios. Termina esta parte con una exhortación especial a las misioneras.

Y en la tercera parte habla a todos los fieles. Urgidos por la caridad, todos debemos colaborar con la Misión, mediante la oración, la promoción vocacional y la limosna, dando la prioridad debida a las Obras Misionales Pontificias, en especial la Unión Misional del Clero (hoy Pontificia Unión Misional). Las Obras Misionales Pontificias dependen de la Sagrada Congregación para la Evangelización de los Pueblos, que en aquella época se llamaba Sagrada Congregación para la Propagación de la Fe (más conocida como Propaganda Fide).

PACEM DEI MUNUS (23 de mayo de 1920)

Era evidente que con la "paz de París", lo que se lograba no era una verdadera paz, sino un ambiente tenso y potencialmente explosivo (la Historia lo demostraría un par de décadas después). Así que Benedicto XV publicó esta encíclica, sobre la restauración cristiana de la paz. ¡¿Y quién es el Papa para imponer a las naciones una visión cristiana de las cosas?! No, no. Tranquilos. El Papa expuso la visión cristiana de la paz, la cual puede ser tomada y aplicada aún por los no cristianos, sugiriendo además las bases para evitar una nueva guerra mundial. Pues bien, menos de dos semanas después, se firmó otro Tratado, en el que se completó la desmembración de Austria-Hungría. Y en agosto, el último Tratado de la "Paz de París" desintegraba el Imperio Otomano.

SPIRITUS PARACLITUS (15 de septiembre de 1920)

La Escuela Práctica de Estudios Bíblicos, fundada en 1890 por el Padre Marie-Joseph Lagrange OP, reabrió sus puertas al terminar la guerra, cambiando el nombre en 1920 a Escuela Bíblica y Arqueológica Francesa de Jerusalén, aunque es más conocida como Escuela Bíblica de Jerusalén. Probablemente hayas oído hablar de la famosa Biblia de Jerusalén. Bueno, ellos la editan. Ahora bien, el P. Lagrange promovió el método histórico-crítico para la interpretación de la Biblia. Lamentablemente, este método comenzó a ser usado por numerosos teólogos en un marco racionalista, sin relación con la fe. Así que Benedicto XV aprovechó la cercanía del 1500º Aniversario de la muerte de San Jerónimo de Estridón, quien tradujo la Biblia al latín en una versión que ha sido, prácticamente hasta la actualidad (con una revisión importante al inicio del pontificado de Juan Pablo II), la versión oficial de la Iglesia. La encíclica fue publicada 15 días antes de dicha celebración y alertaba frente a los excesos del método histórico-crítico. Un par de décadas después, Pío XII reivindicaría el método, con lo que quedaba claro (o debería haber quedado claro) que no era el método en sí lo que se condenaba sino su aplicación apartada de la fe.

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